martes, 11 de marzo de 2008

Césped plantado en una pequeña coincidencia del cosmos.

RESUMEN: "articulo para reflexionar sobre el césped”

El césped es un ecosistema de origen HUMANO, quizás teniendo en cuenta la delicada base que tienen los ecosistemas y el a veces insuficiente conocimiento que tiene el hombre sobre los principios básicos de la naturaleza podamos hablar de el césped como un “capricho” que pueda afectar al planeta de forma bastante seria.
Se estima que EEUU gasta 30000 millones de dólares anuales en cuidado de césped. Otro inconveniente es la pérdida de nutrientes del suelo al retirar los restos de siega del césped. Además, el impacto ambiental de la sobrefertilización del césped afecta a ecosistemas que están comunicados con este a través del intercambio de materia y energía. Por no hablar del posible excesivo uso de fertilizantes y pesticidas que puedan poner en peligro la estabilidad de los ecosistemas cercanos. En cuanto a los fertilizantes, la contaminación química de los pozos es un problema serio, altas concentraciones de nitratos en las aguas de beber pueden producir cáncer, problemas en el sistema nervioso, y problemas de sangre en recién nacidos.
El mantenimiento del césped además de caro, requiere una cantidad muy alta de agua.
La preocupación sobre el tema aumenta, y se están llevando restricciones del uso de agua y ciertos pesticidas.


OPINION PERSONAL:


·Como ejemplo más cercano se pueden decir muchas cosas, en las ciudades puede haber muchas zonas que dispongan de césped. Quizás un ejemplo bastante simple sean los campos de golf, o incluso la misma Universidad Politécnica. Lo que dice el texto es bastante cierto, pero la afición o la necesidad urbanística de decorar el entorno civilizado con este tipo de hierba quizás no sea algo “fácil” de intentar cambiar. Las urbanizaciones van a seguir teniendo césped y los propietarios de chalets van a seguir cuidándolo como a un hijo porque así lo han decidido cuando invirtieron en ello, quizás razones de peso (como las que se muestran en este artículo) les haría cambiar de opinión, pero el orgullo les impediría cambiar en absoluto sobre todo si se les ataca directamente.

·Artículos como este “para reflexionar” son realmente útiles, pues aportan información sobre temas que muchas veces se pasan por alto, y siendo el caso del ecologismo vienen muy bien para motivar a la gente a preocuparse por el medio ambiente. Quizás si me gustaría decir que ciertos mensajes de este tipo llevan consigo una comprensible carga de subjetividad, con ideas e intereses a favor del sujeto. Y digo comprensible porque la importancia del cuidado de la naturaleza es por lógica y ciencia un hecho totalmente justificado, pero choca totalmente con determinados sectores de la sociedad, o quizás deberíamos decir con determinadas clases. Este texto peca totalmente de ello, para ciertos lectores (entre los cuales no me incluyo) puede resultar ofensivo o incluso hostil. Y es una pena porque puede llegar a ser un impedimento para las buenas intenciones que porta respecto al tema de la ecología.

·Es estimulante ver que hay mucha gente interesada por defender la naturaleza y empezar a tomar medidas de verdad, sobre todo con artículos como este, que tanta información aportan. Pero pasa a ser una temática totalmente desagradable cuando se deja en el aire indirectamente la estúpida idea de que en el mundo solo hay dos tipos de personas:


1-Las que contaminan, no reciclan, no se solidarizan con el planeta, no usan coches eléctricos, no van a la universidad en bicicleta y no viven en casas de impacto ambiental “cero” ,es decir el 90% de la humanidad civilizada.


2-Los que no nacen en hospitales sino del suelo como las lechugas, que están totalmente libres de pecado porque ellos son los salvadores de todo lo que la naturaleza nos aporta debido a que son una rama de la raza humana que no depende de la civilización, realizan ayudas humanitarias al otro lado del planeta dando todo su amor a través de la madre tierra, viajan a otros planetas en pos de la ciencia con cohetes fabricados con fibras de corteza de coco y excrementos de simio, y comen verdura para después defecar arboles enteros o de vez en cuando otras pestes en forma de “artículos para reflexionar” con las que poder señalar con el dedo de forma totalmente directa a los Estados Unidos y gritar “vuestra es la culpa de todo”.


Más que a Ecologismo y amor por el planeta tierra, todo esto se parece más bien a una estúpida discusión política basada en el orgullo, y la búsqueda y sentencia del culpable.


Afortunadamente existen personas de otros tipos, que deciden interesarse por el cuidado de la naturaleza en lo que les es posible y a la vez admitir que como persona civilizada se pasa a ser automáticamente culpable de la deterioración de la naturaleza, que como ser humano se existe no para encontrar el culpable del error sino para solucionarlo y que como individuo terrestre se habita en un planeta como este, único en la existencia cósmica no para autodespreciarse por ser la plaga que lo llevara a su destrucción, sino para admirarlo y cuidarlo, darle una razón de ser e intentar llegar a ser consciente de la fortuna que supone formar parte de una insólita, pequeña y aislada coincidencia en la creación del cosmos.


Tan pequeña como esta: